SIN TREGUA
Retorno al mismo lugar
todas las noches.
Una mesa
como quietud de mar
desanda andando
oleajes de páginas blancas
dispuestas a regresar
al mundo, a las palabras
tomadas de las manos
olorosas a humanidad.
Lápices decididos
crujen
ante su necesidad de alimento.
Líneas tejidas
posesionan
tiempos idos.
Atraen al presente
miedos ancestrales
amores aguardados
imágenes borrosas
en espera
por superar
el polvo en los zapatos
dispuestos
a encontrar descanso
antes el temor de una mudanza.
La silla
olorosa a bosques de pinos
fangosa
amañada
centenaria
cauterizadas sus heridas
a fuerza de tiempo
calla como testigo.
Espera por mi.
Espera fortificada
Soporta
el peso de las horas
en el último rincón rústico
del piso acementado
pulido
brillantado
como alborozo de vespertinas
junto a rayos aurícos
con sus reflejos de luna.
En el mismo lugar de todas las noches
la sala cubierta
de inmensas llamaradas
como pulsera turquesa
dejan un verdor
de destellos en miradas.
Escribo.
Repleto de acertijos
un tropel de obscurana
vieja
muy vieja
se extiende
sobre la poesía.
Sin tregua
se marchó la luz...
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